1) Lo primero que vamos a hacer es la cebolla caramelizada, limpiamos y
picamos las cebollas en juliana, en una sartén ponemos una cucharada de
mantequilla y la derretimos.
2) Cuando esté añadimos la cebolla y la cocinamos a fuego lento hasta
que esté bien pochadita, es importante que no se queme ni se dore,
sino que quede transparente y blandita, cuando esté lista añadimos el
azúcar moreno y el agua y lo dejamos que se haga ha fuego lento durante
unos 20 minutos.
3) Mientras en el robot de cocina o en una sartén ponemos la mantequilla
y la nuez moscada a derretir, cuando esté añadimos la harina, la
removemos bien y la dejamos tostar un par de minutos.
4) Cuando esté vamos añadiendo la leche poco a poco hasta obtener una
masa densa y sin grumos.
Si la hacéis en la sartén y os quedan grumos un truco es batir la masa
con la batidora, de esta manera, nunca, nunca os quedarán grumos de
harina.
Si os queda muy "dura" podéis añadir un poco más de leche, pero la
cebolla siempre suelta un poco de agua así que tenerlo en cuenta.
5) Cuando tengáis la bechamel lista, cortáis en trocitos el queso y lo
añadís a la masa, y mezcláis bien hasta que esté deshecho, cuando esté
añadís la cebolla y volvéis a mezclar.
6) Cuando tengamos la masa la dejamos reposar hasta que se enfríe.
7) Para bolearlas, hacéis las bolitas redondas y las pasáis por el pan
rallado, luego por el huevo y otra vez por pan rallado.
8) Y a freír.
Notes
1) Podéis congelar las croquetas una vez rebozadas y tenerlas de reserva
en el congelador.